El aluminio es uno de los materiales más sostenibles con los que cuentan industrias tan distintas como la construcción, el transporte o los envases. Aun así, la industria del aluminio lucha, año tras año, para mejorar los índices de sostenibilidad que afectan al cambio climático y para preservar los recursos de nuestro planeta.
La industria del aluminio lleva años produciendo este metal para sus múltiples aplicaciones en todos los campos industriales y comerciales donde el aluminio es utilizado. Hay que tener en cuenta que este metal es el segundo en importancia industrial después del acero. Esta industria concentra sus esfuerzos en paliar los efectos que los procesos de producción de este material puedan tener sobre el medio ambiente.
Para ello realiza cada año toda una serie de estudios relativos a los distintos indicadores de sostenibilidad principales.
Pero se necesita un compromiso sincero por parte de los gobiernos para desarrollar, junto a la industria, las políticas medioambientales más eficientes con el fin de hacer frente al cambio climático. La relación entre la industria y los gobiernos debe ser de complicidad, y debe basarse en la colaboración a la hora de definir los procesos de desarrollo.
A su vez, los gobiernos tienen el deber de informar y concienciar a la gente, desde los fabricantes hasta los consumidores, de lo importante que es tomar las medidas convenientes en cada etapa de la vida del aluminio.
El International Aluminium Institute (IAI) promueve las conductas sostenibles en el sector de este material, realizando los estudios pertinentes respecto al uso de energía en los procesos industriales, la regulación de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como aquellos relativos a la salud y a la seguridad de los trabajadores.
Con la colaboración de sus empresas miembro, el IAI se esfuerza para dar mayor cobertura a sus encuestas, con el fin de que los resultados obtenidos se ciñan cada vez más a la realidad global de la industria del aluminio.
De esta manera se han publicado los resultados de los estudios, viéndose así el éxito de las medidas que se han ido tomando durante los últimos años.
Con vistas hacia el futuro se han elaborado una serie de objetivos y diseñado una serie de medidas que la industria global del aluminio puede asumir de forma voluntaria, recogido en un programa supervisado por el IAI.
Debido al reciclaje de aluminio entre 1990 y 2008, se ha conseguido ahorrar la emisión de mil millones de toneladas de CO2, de gases de efecto invernadero (GHG), reduciéndose un 22% de dichos gases, incluyendo esta reducción la repercusión del reciclaje.
También se ha logrado reducir un 70% de las emisiones de compuestos fluocarbonados, pues no se han incrementado las emisiones totales directas entre 1990 y 2008, aun habiéndose duplicado la producción global de aluminio (de 12 millones de toneladas en 1990 a 24 millones en 2007).
Otros datos estiman que entre 1990 y 2006 se redujo un 86% de las emisiones de estos compuestos por tonelada de aluminio primario, y se pretende una reducción de al menos un 50% en 2020 respecto al 2006, lo que equivale al 93% respecto a 1990.
Aun así, la industria del aluminio tiene el objetivo de eliminar, a largo plazo y por completo, el perfluorcarbono (PFC).
Al utilizar aplicaciones de aluminio en los vehículos, lo que ha contribuido a que sean más ligeros, se han ahorrado 300 millones de toneladas potenciales de CO2, y se han ahorrado, también, 80 millones de toneladas de CO2 en el reciclaje de 9 millones de toneladas de aluminio post-consumo, con ahorros adicionales que provienen de los 9 millones de toneladas recicladas anualmente provenientes de fábricas (pre-consumo).
Otro de los objetivos del IAI es la reducción del 33% de las emisiones de fluoruros y un ahorro del 10% en el consumo promedio de energía de fusión por tonelada de aluminio producido en 2010, en comparación con 1990.
Además, el IAI no sólo vela por la mejora de los aspectos económicos y medio ambientales. Sus iniciativas también procuran mejoras en el ámbito social de la industria del aluminio.
Se pretende, pues, reducir en un 50% el índice de accidentes registrados en 2010 frente al año 2000, implementando los Sistemas de Gestión del Medio Ambiente, de Salud y Seguridad y aplicando programas de vigilancia de la exposición a riesgos de los empleados en el 95% de las plantas de las empresas miembro del IAI.
Por otro lado, la industria se preocupa por la regulación de las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte de aluminio por carretera, ferrocarril y en el transporte marítimo.
Otra meta del IAI es el aumento de la proporción de las tierras rehabilitadas para la extracción de bauxita y la reducción del consumo de agua fresca por tonelada de aluminio y de alúmina, aun donde no se limitan los recursos disponibles de agua dulce.
Pero para lograr todos los objetivos que se han planteado es necesario un compromiso por parte de todos los agentes involucrados en los procesos de producción de aluminio.
No sólo la industria misma tiene el futuro en sus manos. El destino de nuestro entorno está en juego, en una partida donde participan políticos, productores y consumidores.