En la Convención Mundial del Reciclaje del BIR (Bureau of International Recycling), celebrada los días 28, 29 y 30 de octubre en Barcelona, se dio la oportunidad de intercambiar visiones sobre el estado actual de los distintos sectores de la recuperación.

En la mesa redonda dedicada a los metales no férricos, Robert Stein, de Trading Alter (EEUU) y presidente de la división de metales no férricos del BIR, sostuvo que actualmente, en la delicada economía medioambiental, la mayoría de aquellos que trabajan con metales no férricos se quejan de la carencia de material para procesar y de los altos precios de la chatarra, e insistió que el nivel de los precios no se debe al flujo internacional de chatarra sino a la combinación de los valores subyacentes en los metales y la disminución del suministro, cuyo impacto es de signo evidentemente negativo.

La industria de la chatarra depende de la capacidad de comprar y vender material sin las barreras del proteccionismo. “Nuestra chatarra debe continuar buscando el valor más alto y las regulaciones del gobierno suponen, en la mayoría de casos, una limitación de nuestra libertad para lograrlo”, añadió Stein.

El proteccionismo ha sido uno de los motivos principales de preocupación del Consejo Internacional de Comercio del BIR, aunque su presidente optó, en Barcelona, por centrarse en el problema de los robos y fraudes de este tipo de materiales. “Muchas compañías de seguros han mostrado comprensión hasta la fecha, pero esprobable que sea cuestión de tiempo”, advirtió, “antes de que empiecen a imponer restricciones y costos más altos a sus clientes en el sector del reciclaje de metales.”

Por otro lado, la división de metales no férricos del BIR ha encargado a CRU Strategies, división de Consultoría de gestión internacional del Grupo CRU, la recopilación de datos estadísticos sobre los flujos de metales no férricos, especialmente del cobre y del aluminio.

Por lo visto, la industria de la chatarra en China crecerá para convertirse en un “negocio más potente” y, por lo tanto, los comerciantes internacionales de chatarra tendrán que buscar nuevos mercados de exportación en crecimiento, como Brasil, India y el sudeste Asiático.