Con el fin de ilustrar cómo la eficiencia energética de los edificios puede ser mejorada con los productos de aluminio, la EAA (European Aluminium Association) publicó tres estudios de caso y actualizó las evaluaciones del ciclo de vida centrándose en las emisiones de gases de efecto invernadero.

Tras realizar los tres análisis se llegó a la conclusión de que el periodo de amortización de las emisiones de CO2 de los sistemas de renovación de aluminio oscilan entre uno y cinco años, dependiendo del nivel de la inversión y de la cantidad de trabajos de renovación ejecutados.

Otros expertos independientes a la Asociación se han involucrado en el estudio con el fin de asegurar la calidad científica y la validez técnica de los resultados.

Los edificios que han sido examinados son viviendas sociales situadas en Denkendorf (Alemania), el Ayuntamiento de esta misma ciudad y un hospital de Tesalónica (Grecia).

Los resúmenes de los tres casos pueden encontrarse en el portal digital sobre eficiencia energética en edificios “Build Up”, así como en la página web de la Asociación Europea del Aluminio (alueurope.eu).

Dadas las propiedades del aluminio, este material ofrece un sinfín de ventajas a la hora de aplicarlo en la construcción de los edificios.  En aleación con otros materiales, como el zinc o el cobre, se mejoran sus propiedades mecánicas que, a su vez, alargan la vida útil del material. De este modo, presentan mayor resistencia al agua y a la corrosión, y mayor inmunidad ante los efectos dañinos de los rayos UVA.

Gracias a los procesos de extrusión, el aluminio permite una gran versatilidad en los diseños. Y dada su flexibilidad, los paneles compuestos de este metal y las chapas de revestimiento pueden ser fabricados planos, curvos, acanalados o intercalados con otros materiales.

Los perfiles fabricados con aluminio resultan un componente estructural ideal para las grandes superficies de vidrio, con lo que permite un alto nivel de iluminación natural.

Además, permite muchas posibilidades a la hora de aplicar acabados superficiales y no requiere ningún mantenimiento específico.

Por último, en conjunción con el vidrio, contribuye tanto en el ahorro energético de calefacción, optimizando el aprovechamiento de la energía solar, como en la refrigeración, a través del empleo de sistemas de fachada ventilada de aluminio.