El papel de aluminio ofrece un amplio abanico de aplicaciones gracias a la versatilidad de sus propiedades y, además, las tasas relativas a su reciclaje son cada vez más altas gracias a la colaboración ciudadana.

El envase es el mejor sistema para hacer llegar al consumidor los alimentos, las bebidas y los productos farmacéuticos de forma intacta, y el material con el que está fabricado determina en gran medida su contribución a la sostenibilidad medioambiental, un criterio que las industrias tienen cada vez más en cuenta.

Por las ventajas que ofrece su reciclaje, el aluminio es el material ideal para fabricar envases, y su rendimiento ecológico es un criterio fundamental en un mundo en el que la población sufre un rápido crecimiento y se concentra en las grandes ciudades. Hoy en día, el ahorro de recursos naturales y energía se ha convertido en una prioridad.

Los mercados del papel de aluminio han demostrado una tendencia al alza. A pesar de ello, los avances en este sentido no sólo deben medirse por la cantidad de material reciclado ofrecido, de nuevo, al mercado. Además de reciclar, es importante reducir. Por esta razón, también se realizan esfuerzos para reducir el grosor del papel de aluminio, que ha llegado a medir la décima parte de un cabello humano, manteniendo todas las propiedades que lo hacen imprescindible para un amplio abanico de aplicaciones.

Por otro lado, durante los últimos 16 años, se ha conseguido reducir más del 15% del peso de la lata de bebida y se pretende alcanzar porcentajes aun más altos. De este modo se ahorra tanto en el material como en la energía requerida en su transporte.

La función principal de los envases es la de proteger los productos a lo largo de su ciclo de vida, y dadas las propiedades únicas del aluminio, entre las que se encuentra su esterilidad, se consigue aislarlos de la luz, los gases y la humedad, proporcionando una perfecta conservación del aroma, de sus características y evitando su contaminación. Incluso presenta un potencial decorativo, lo que da mucho juego a las empresas a la hora de diseñar y aplicar la imagen de su marca.

Cada vez se consigue adaptar de forma más eficaz este material a distintos formatos, desde los que presentan una mayor dureza hasta los más flexibles. Por ello, se puede encontrar aluminio en envases de características muy diferentes entre sí, desde blísters para productos farmacéuticos, bolsas, envases de cartón forrados, hasta tapas de yogur. Incluso en envoltorios para mantequilla, envolturas para golosinas, comidas preparadas, paquetes de tiras para caramelos y alimentos para mascotas.

Además, la combinación del reciclaje y la reducción del peso y del espesor del material, reduce la necesidad de usar materia prima en su fabricación, la bauxita.

Dado que la mayor parte de este mineral se extrae a cielo abierto, la industria ha desarrollado programas de gestión a nivel mundial para asegurar que las minas sean rehabilitadas y evitar un mayor impacto medioambiental, reduciendo el consumo de agua, y aumentando el reciclaje.

Por todas las ventajas que presenta, el papel de aluminio y otros envases de este material se han ganado una gran reputación, sobre todo, por sus altas tasas de reciclaje.

En base a las estimaciones de la industria y de los informes oficiales, se puede afirmar que hoy en día aproximadamente el 55% de todos los envases de aluminio en el mercado europeo se recicla. Y un 75% de todo el aluminio producido se encuentra, todavía, en uso productivo gracias al reciclaje.

Si nos centramos en las latas de bebidas, envase que representa el 65% del mercado de todos los envases del aluminio, en el año 2010, la tasa total de reciclado de latas de aluminio en la UE fue del 67%, y de un 75% en Rusia y otros países de Europa Central y del Este. Si durante los inicios de los años 90 se reciclaban solamente el 30% de las latas, en el año 2005 tal cifra alcanzó el 52%, y se calcula que, en el año 2015, deberían reciclarse tres de cada cuatro latas de aluminio. Por otro lado, casi un tercio del aluminio utilizado anualmente procede del reciclaje de productos derivados.

Las empresas y los ciudadanos reconocen, cada vez más, que resulta arriesgado adoptar actitudes poco sostenibles, lo que indica una concienciación cada vez mayor de que la protección del medio ambiente es una responsabilidad esencial de nuestra sociedad y una tarea importante de la educación.